terça-feira, 13 de dezembro de 2011

Eu ainda sei o que vocês fizeram no outono de 1964

Uma foto marcante. Difícil não se impressionar com ela e com o seu significado. Emir Sader comentou e eu peguei carona. Vale a pena ver a foto e ler o texto do Emir: A CARA DA DIGNIDADE

Sobre Portugal e Belgica

Registro de conversa em novembro de 2011, motivada pela situação da Belgica que passou mais de  um ano sem um  poder executivo ao mesmo tempo em que se apontava diversas ações de restrições econômicas para os países mais afetados na Europa em crise.
A Belgica, sem um governo executivo, não implementou as  tais ações e contraditoriamente apresentava, na ocasião, resultados econômicos positivos, fato que gerou as discussões SOBRE PORTUGAL E BELGICA

segunda-feira, 12 de dezembro de 2011

Não é livre um país que ocupa outro

Em julho de 2011, ao menos quatro militares uruguaios das tropas militares da ONU no Haiti, lideradas pelo exército brasileiro, violaram coletivamente  um jovem garoto de 18 anos. Um vídeo do crime chegou a ser feito e divulgado pelos próprios militares.

Eduardo Galeano com a sua peculiar sensibilidade e brilhantismo tratou o assunto em um texto que eu reproduzi mais abaixo.

Desde 2004 o exército brasileiro lidera as tropas militares da ONU no Haiti, a chamada Minustah (do francês: Mission des Nations Unies pour la stabilisation en Haïti).

Para muitos, eu entre eles, as tais tropas são na verdade um exército de ocupação para a manutenção de uma ordem sócio-economica específica e estão longe de representar apoio e solidariedade ao povo do Haiti.

O Partido Socialista dos Trabalhadores Unificado (PSTU) faz campanha permanente condenando e para a retirada das tropas brasileiras do Haiti.

Este desafio foi lançado ao novo ministro da Defesa e ao governo Dilma logo que ele assumiu. Não é livre um país que ocupa outro.

Em 29/09/2011, o site do Ministério da Defesa informou que o ministro, Celso Amorim, defendeu em exposição na Comissão de Relações Exteriores e Defesa Nacional do Senado, a redução gradual dos efetivos militares dos países, entre os quais o Brasil, que compõem a Minustah.

Recentemente, em julho de 2011, ao menos quatro militares uruguaios da Minustah violaram coletivamente um jovem garoto de 18 anos. Um vídeo do crime feito pelos próprios militares, difundido pela agência Haiti Press Network (HPN) e só ficou disponível algumas horas na rede.

Segundo as notícias há dúvidas se foi uma ação diplomática da ONU ou do governo uruguaio. O Youtube justificou a retirada do vídeo dizendo que sua política não é a promoção do ódio, dado que muitos comentários (mais de 4 mil) condenavam a barbárie da ONU.

Não é fácil para qualquer brasileiro com a formação tradicional de “amor à pátria” assumir que as “nossas” tropas ocupam um outro país.

Não é fácil desvincular os conceitos de pátria e governo. E é muito menos fácil compreender e aceitar que as tais tropas não tem nada de “nossas”.

Felizmente há pessoas com a sensibilidade de um Eduardo Galeano (cujo texto estou enviando e sugerindo a leitura) que conseguem tratar este assunto com a indignação e a ternura necessárias, divulgando-o como precisa ser divulgado e sem se deixar cair na armadilha da raiva que em geral emudece ou provoca o desvario.

Os fatos estão aí. As declarações do ministro não bastam. O Haiti deve ser desocupado!

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. Haití.
País ocupado
VS 0 | | sección: web | 30/09/2011
EDUARDO GALEANO
Consulte usted cualquier enciclopedia. Pregunte cuál fue el primer país libre en América. Recibirá siempre la misma respuesta: Estados Unidos. Pero Estados Unidos declaró su independencia cuando era una nación con 650 mil esclavos, que siguieron siendo esclavos durante un siglo, y en su primera Constitución estableció que un negro equivalía a las tres quintas partes de una persona. Y si a cualquier enciclopedia pregunta usted cuál fue el primer país que abolió la esclavitud, recibirá siempre la misma respuesta: Inglaterra. Pero el primer país que abolió la esclavitud no fue Inglaterra sino Haití, que todavía sigue expiando el pecado de su dignidad. Los negros esclavos de Haití habían derrotado al glorioso ejército de Napoleón Bonaparte, y Europa nunca perdonó esa humillación. Haití pagó a Francia, durante un siglo y medio, una indemnización gigantesca, por ser culpable de su libertad, pero ni eso alcanzó. Aquella insolencia negra sigue doliendo a los blancos amos del mundo.
*** De todo eso sabemos poco o nada. Haití es un país invisible. Sólo cobró fama cuando el terremoto del año 2010 mató más de 200 mil haitianos. La tragedia hizo que el país ocupara, fugazmente, el primer plano de los medios de comunicación. Haití no se conoce por el talento de sus artistas, magos de la chatarra capaces de convertir la basura en hermosura, ni por sus hazañas históricas en la guerra contra la esclavitud y la opresión colonial. Vale la pena repetirlo una vez más, para que los sordos escuchen: Haití fue el país fundador de la independencia de América y el primero que derrotó a la esclavitud en el mundo. Merece mucho más que la notoriedad nacida de sus desgracias. ***
Actualmente, los ejércitos de varios países, incluyendo el mío, continúan ocupando Haití. ¿Cómo se justifica esta invasión militar? Pues alegando que Haití pone en peligro la seguridad internacional. Nada de nuevo. Todo a lo largo del siglo xix , el ejemplo de Haití constituyó una amenaza para la seguridad de los países que continuaban practicando la esclavitud. Ya lo había dicho Thomas Jefferson: de Haití provenía la peste de la rebelión. En Carolina del Sur, por ejemplo, la ley permitía encarcelar a cualquier marinero negro, mientras su barco estuviera en puerto, por el riesgo de que pudiera contagiar la peste antiesclavista. Y en Brasil, esa peste se llamaba "haitianismo". Ya en el siglo xx, Haití fue invadido por los marines, por ser un país "inseguro para sus acreedores extranjeros". Los invasores empezaron por apoderarse de las aduanas y entregaron el Banco Nacional al City Bank de Nueva York. Y ya que estaban, se quedaron diecinueve años. *** El cruce de la frontera entre la República Dominicana y Haití se llama "El mal paso". Quizás el nombre es una señal de alarma: está usted entrando en el mundo negro, la magia negra, la brujería... El vudú, la religión que los esclavos trajeron de África y se nacionalizó en Haití, no merece llamarse religión. Desde el punto de vista de los propietarios de la civilización, el vudú es cosa de negros, ignorancia, atraso, pura superstición. La Iglesia Católica, donde no faltan fieles capaces de vender uñas de los santos y plumas del arcángel Gabriel, logró que esta superstición fuera oficialmente prohibida en 1845, 1860, 1896, 1915 y 1942, sin que el pueblo se diera por enterado. Pero desde hace ya algunos años las sectas evangélicas se encargan de la guerra contra la superstición en Haití. Esas sectas vienen de Estados Unidos, un país que no tiene piso 13 en sus edificios, ni fila 13 en sus aviones, habitado por civilizados cristianos que creen que Dios hizo el mundo en una semana. En ese país, el predicador evangélico Pat Robertson explicó en la televisión el terremoto del año 2010. Este pastor de almas reveló que los negros haitianos habían conquistado la independencia de Francia a partir de una ceremonia
vudú, invocando la ayuda del Diablo desde lo hondo de la selva haitiana. El Diablo, que les dio la libertad, envió al terremoto para pasarles la cuenta. *** ¿Hasta cuándo seguirán los soldados extranjeros en Haití? Ellos llegaron para estabilizar y ayudar, pero llevan siete años desayudando y desestabilizando a este país que no los quiere. La ocupación militar de Haití está costando a las Naciones Unidas más de 800 millones de dólares por año. Si las Naciones Unidas destinaran esos fondos a la cooperación técnica y la solidaridad social, Haití podría recibir un buen impulso al desarrollo de su energía creadora. Y así se salvaría de sus salvadores armados, que tienen cierta tendencia a violar, matar y regalar enfermedades fatales. Haití no necesita que nadie venga a multiplicar sus calamidades. Tampoco necesita la caridad de nadie. Como bien dice un antiguo proverbio africano, la mano que da está siempre arriba de la mano que recibe. Pero Haití sí necesita solidaridad, médicos, escuelas, hospitales, y una colaboración verdadera que haga posible el renacimiento de su soberanía alimentaria, asesinada por el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y otras sociedades filantrópicas. Para nosotros, latinoamericanos, esa solidaridad es un deber de gratitud: será la mejor manera de decir gracias a esta pequeña gran nación que en 1804 nos abrió, con su contagioso ejemplo, las puertas de la libertad. (Este artículo está dedicado a Guillermo Chifflet, que fue obligado a renunciar a la Cámara de diputados cuando votó contra el envío de soldados uruguayos a Haití.) Brecha, Montevideo, 30/09/2011 http://www.brecha.com.uy/
Difundido por Correspondencia de Prensa germain5@chasque.net

Notas para a Educação

Em setembro de 2011 a revista Veja publicou um texto da Lya Luft sobre educação com o título "Educação: reprovada". Um amigo leu, gostou e divulgou o texto que serviu de base para alguns comentários sobre o assunto e que reproduzo a seguir:


 Amigo,

Abri e li sua mensagem ontem, à noite, quando estava assistindo na TV um programa que discutiu a Educação (Brasilianas.org).

Tentei organizar o meu pensamento sobre o assunto orientando-me pelo artigo que você encaminhou e que gostamos (já me inclui) tanto. Apoiei-me em duas afirmações que, a meu ver, refletem as alternativas vislumbradas pela Lia Luft para as suas indignações.

"... Faxinar a ignorância – que é uma outra forma de miséria – exigiria que nos orçamentos da União e dos estados a educação, como a saúde, tivesse uma posição privilegiada."
" ... Precisamos de atos e fatos, orçamentos em que educação e saúde (para poder ir a escola, prestar atenção, estudar, render e crescer) tenham um peso considerável: fora isso, não haverá solução. "

Arrisco afirmar que a Lia Luft imagina as suas propostas realizadas dentro das regras institucionais, assim o que existe de concreto hoje e que mais se aproxima das alternativas citadas é o Plano Nacional de Educação - PNE.

O PNE é um projeto de lei (PL 8035/2010) encaminhado ao Congresso Nacional pelo governo federal, em dezembro de 2010, propondo 20 metas de quantidade e de qualidade para a educação no Brasil nos próximos 10 anos (2011 - 2020). Além das metas , o PNE contém propostas de estratégias para o alcance das mesmas e "notas técnicas" que são informações e análises visando dar consistência às propostas e apresentando os valores atuais e os custos futuros para o cumprimento de cada uma das metas.

O projeto de lei está na Câmara dos Deputados onde já recebeu cerca de 3000 emendas. Não sei o ritual de tramitação. Até onde eu sei, ponto mais polêmico é a Meta 20 que determina um crescimento gradual dos investimentos em educação dos atuais 5% do PIB (2009) para 7% do PIB até o ano 2020.

Estes números significam (em relação ao PIB 2009 que foi três trilhões de reais) passar os investimentos em educação dos atuais 157 bilhões para 220 bilhões de reais.

Há os que acham que a grana é pouca e apontam 10% do PIB. Outros acham muito. Uns apontam que se trata de uma merreca face aos ao que se paga por juros da dívida externa. Há os que acham uma falácia usar porcentagem do PIB como referência, na medida em que "PIB" não é item de orçamento público em nenhuma das instâncias, federal, estadual ou municipal. Acham que os compromissos precisam estar vinculados à receita fiscal. Há, naturalmente, os lobbies que encaminham propostas que lhes beneficiarão quando aprovadas. Enfim, há de tudo.

Se eu encontrasse a Lia Luft, quem sabe num dos recitais poéticos que a ####  participa, ou num lançamento de um livro da ####, ou, ainda, em uma apresentação de um soneto do ###, eu tentaria convencê-la a ir além das suas afirmações que são afirmações de princípios, mas que precisam ser operacionalizadas.  Eu tentaria convencê-la a:

a) Divulgar propostas específicas para a realização dos princípios que ela defende no texto e

b) Desafiar o governo federal a priorizar a viabilização do PNE que ele próprio encaminhou ao Congresso.

Eu sugeriria:

a) Que ela estudasse ou buscasse saber por fontes que sejam referência para ela quais são as principais questões que ela defenderia ou mudaria no PNE;

b) Que ela utilizasse os espaços de divulgação que dispõe, para divulgar os pontos que apóia ou rejeita, mesmo que fosse o PNE como um todo;

c) Que ela fizesse isto sempre desafiando o governo federal a priorizar este assunto atuando junto ao Congresso, como ele costuma fazer em situações que define como prioritárias.

O próprio governo argumenta que apresentou uma proposta para a educação, mas que precisa ser debatida, ser negociada, barganhada com outras parcialmente divergentes ou totalmente conflitantes.

Eu concordo com esta linha de atuação, embora não creia que esta seja a determinação do governo Dilma, como não foi do governo Lula. Daí eu achar que o governo precisa ser desafiado a provar o seu comprometimento com as suas propostas.

Acho necessário que a sociedade intervenha e que atue para retirar o debate da exclusividade do poder legislativo que não é sequer um debate partidário. Não com campanhas genéricas do tipo "basta de corrupção" ou "contra a violência" nem "pela educação". Mas, com propostas específicas, comprometidas, nas quais se identifique com clareza quem estará a favor e quem estará contra. A identificação das motivações será uma consequência.

A educação é um direito da população, ao nível da alimentação e da saúde. Não acho que seja a tábua de salvação para o país, mas esta é uma questão para depois. Seria muito bom que pessoas com possibilidade de fazerem repercutir as suas opiniões, além de manifestarem as suas indignações, o seu "basta!", que avançassem que se comprometessem com as suas opiniões e propostas, tornando-se núcleos de aglutinação dos debates e de influência nas decisões.

Jorge  - 04 de outubro de 2011 

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A mensagem que recebi:

Sem uma revista que costuma me dar asco é essa tal de Veja. Hoje no consultório da Dra. Ana só tinha Veja e Caras para ler. Entre um lixo e outro, acabei folheando uma Veja e, para minha surpresa, li um belo texto da Lia Luft (eu gosto dela escrevendo, e foi o que me chamou a atenção para ler a Veja em vez da Caras naquele exato momento) sobre Educação logo no início da revista. Em face do teor do texto, cheguei em casa e fui para a Internet copiar para o ###. Segue em anexo, para nossas discussões de amanhã .  

#### – segunda-feira, 3 de outubro de 2011

EDUCAÇÃO: REPROVADA
Lya Luft
Há quem diga que sou otimista demais. Há quem diga que sou pessimista. Talvez eu tente apenas ser uma pessoa observadora habitante deste planeta, deste país. Uma colunista com temas repetidos, ah, sim, os que me impactam mais, os que me preocupam mais, às vezes os que me encantam particularmente. Uma das grandes preocupações de qualquer ser pensante por aqui é a educação. Fala-se muito, grita-se muito, escreve-se, haja teorias e reclamações. Ação? Muito pouca, que eu perceba. Os males foram-se acumulando de tal jeito que é difícil reorganizar o caos.
Há coisa de trinta anos, eu ainda professora universitária, recebíamos as primeiras levas de alunos saídos de escolas enfraquecidas pelas providências negativas: tiraram um ano de estudo da meninada, tiraram latim, tiraram francês, foram tirando a seriedade, o trabalho: era a moda do “aprender brincando”. Nada de esforço, punição nem pensar, portanto recompensas perderam o sentido. Contaram-me recentemente que em muitas escolas não se deve mais falar em “reprovação, reprovado”, pois isso pode traumatizar o aluno, marcá-lo desfavoravelmente. Então, por que estudar, por que lutar, por que tentar?
De todos os modos facilitamos a vida dos estudantes, deixando-os cada vez mais despreparados para a vida e o mercado de trabalho. Empresas reclamam da dificuldade de encontrar mão de obra qualificada, médicos e advogados quase não sabem escrever, alunos de universidades têm problemas para articular o pensamento, para argumentar, para escrever o que pensam. São, de certa forma, analfabetos. Aliás, o analfabetismo devasta este país. Não é alfabetizado quem sabe assinar o nome, mas quem o sabe assinar embaixo de um texto que leu e entendeu. Portanto, a porcentagem de alfabetizados é incrivelmente baixa.

Agora sai na imprensa um relatório alarmante. Metade das crianças brasileiras na terceira série do elementar não sabe ler nem escrever. Não entende para o que serve a pontuação num texto. Não sabe ler horas e minutos num relógio, não sabe que centímetro é uma medida de comprimento. Quase a metade dos mais adiantados escreve mal, lê mal, quase 60% têm dificuldades graves com números. Grande contingente de jovens chega às universidades sem saber redigir um texto simples, pois não sabem pensar, muito menos expressar-se por escrito. Parafraseando um especialista, estamos produzindo estudantes analfabetos.

Naturalmente, a boa ou razoável escolarização é muito maior em escolas particulares: professores menos mal pagos, instalações melhores, algum livro na biblioteca, crianças mais bem alimentadas e saudáveis – pois o estado não cumpre o seu papel de garantir a todo cidadão (especialmente a criança) a necessária condição de saúde, moradia e alimentação.

Faxinar a miséria, louvável desejo da nossa presidenta, é essencial para nossa dignidade. Faxinar a ignorância – que é uma outra forma de miséria – exigiria que nos orçamentos da União e dos estados a educação, como a saúde, tivesse uma posição privilegiada. Não há dinheiro, dizem. Mas políticos aumentam seus salários de maneira vergonhosa, a coisa pública gasta nem se sabe direito onde, enquanto preparamos gerações de ignorantes, criados sem limites, nada lhes é exigido, devem aprender brincando. Não lhes impuseram a mais elementar disciplina, como se não soubéssemos que escola, família, a vida sobretudo, se constroem em parte de erro e acerto, e esforço. Mas, se não podemos reprovar os alunos, se não temos mesas e cadeiras confortáveis e teto sólido sobre nossa cabeça nas salas de aula, como exigir aplicação, esforço, disciplina e limites, para o natural crescimento de cada um?

Cansei de falas grandiloquentes sobre educação, enquanto não se faz quase nada. Falar já gastou, já cansou, já desiludiu, já perdeu a graça. Precisamos de atos e fatos, orçamentos em que educação e saúde (para poder ir a escola, prestar atenção, estudar, render e crescer) tenham um peso considerável: fora isso, não haverá solução. A educação brasileira continuará, como agora, escandalosamente reprovada.


[TEXTO PUBLICADO NA REVISTA VEJA 2234 - 14/09/2011 - pg. 24]

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